domingo, 28 de julio de 2013

Misión Olvido

Me gustó mucho la novela El tiempo entre costuras de María Dueñas (aunque en algunos momentos el transcurrir de los hechos que acontecían en la obra me pareciese algo lento), así que estaba deseando adentrarme en su segundo libro: Misión olvido. Y no me ha defraudado. Creo que incluso me ha entusiasmado más que el primero: el hilo conductor, la forma de relacionar la historia de todos los personajes, el protagonismo y espacio que cada uno de ellos tenía en algún momento, el carácter y personalidad tan interesante que reflejaban los protagonistas, el llegar a sentirte identificado con algunos de los momentos narrados o personajes de la obra han sido mis alicientes para engancharme a esta novela que recomiendo encarecidamente.

Pero, sin duda, lo que me motivó desde el principio fue la historia inicial de su protagonista, Blanca Perea, y que da sentido al resto de la novela. A Blanca, sin esperarlo, se le derrumba un día su estable mundo personal y emocional y entonces decide huir. Ese comienzo y la incertidumbre por lo que sucedería después…me encantaron.

Y es que a veces, como ocurre en esta novela, hay que valorar positivamente la historia de los que huyen. Los que huyen porque saben que la distancia es el olvido, los que huyen porque saben que no van a encontrar nada que les haga felices donde están, los que huyen buscando su verdadero camino, los que huyen en busca de nuevas oportunidades y las encuentran, o no, pero en esa huida consiguen vivir emocionantes historias que ya nunca olvidarán. En ocasiones, puede que merezca la pena huir de nuestro presente, de nuestro entorno y hasta de nosotros mismos…siempre y cuando no hagamos daño a nadie ni dejemos nada de lo verdaderamente importante atrás. Y fundamental, siempre que estemos dispuestos a aprovechar la huida y hacer de ella una aventura.


Aunque hay muchas frases dentro de esta obra que me han gustado y me han hecho reflexionar, me quedo con esta: “hace mucho tiempo que dejé de vivir aferrado a la nostalgia de lo perdido”. 

viernes, 26 de julio de 2013

Puedo escribir los versos...

En los últimos meses he leído mucha poesía. Mucha para lo que acostumbraba, he de admitirlo. De manera casual descubrí a José Ángel Buesa (del que ya hablaré en otra ocasión) y sin planificarlo ni buscar momentos idóneos de lectura me enganché a buena parte de su obra y por medio de ella, y gracias a las noches poéticas-trasnochadoras con una buena amiga, fui recordando algunos de los versos que más me habían emocionado siempre y fui adentrándome en otros desconocidos por mi hasta ahora. Y en el grupo de los primeros se encuentra un poema que creo que aún sería capaz de recitar de memoria y que forma parte de la primera obra poética completa que también leí. Fue además uno de mis primeros libros de adolescencia; de hecho, sigue compartiendo estantería con los títulos de El barco de vapor de mi época de niña.
El nombre de esta obra es 20 poemas de amor y una canción desesperada. El autor, Pablo Neruda. Y con estos dos datos, creo que hay poco más que decir. ¡Ah! Me falta añadir que el poema al que me refiero es el número 20.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 




Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, 

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.» 


El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

jueves, 25 de julio de 2013

Cal y arena

Hoy ha amanecido oscuro. Muy oscuro. Otra tragedia. Dolor, consternación, impotencia, horror, desolación, pánico… No hay suficientes palabras para describir lo que podemos llegar a sentir ante un suceso así.  Miles de por qué que, aunque tengan respuesta algún día, no terminaremos nunca de comprender del todo.

Lo que sí entiendo, lo que sí puedo valorar en un día como hoy es el inmenso trabajo realizado en las últimas horas por médicos, enfermeros, servicios de emergencias, bomberos, policías… Son algunos de los sectores públicos a los que está afectando y afectarán las medidas del Gobierno. Quizás, dentro de unos días, haya que pararse a reflexionar sobre la valía de estos trabajadores que ayer abandonaron huelgas y dejaron de pensar en los recortes para dar una clase magistral de profesionalidad.

Admirables las miles de personas anónimas que salieron a las calles para prestar su ayuda a las víctimas. Ellos son los verdaderos héroes de este país y hoy, a pesar de la tristeza, me siento orgullosa de ser española. Hoy sí. Increíble también la movilización a través de las redes sociales, la inmediatez con la que trabajaron muchos medios de comunicación y que, por desgracia, contrasta con la postura que escogieron muchos otros…

Indignación con las televisiones de este país y que con dos y tres canales la mayoría de ellas no fueron capaces de dedicar espacios informativos de calidad para tratar un hecho como este. Decidieron mantener su parrilla veraniega (series y programas infinitas veces repetidos y películas de cuestionable calidad) antes de ofrecer datos verídicos de lo que estaba aconteciendo y difundir la importancia de, por ejemplo, donar sangre. Hoy se cuelgan medallas a través de imágenes, con declaraciones y testimonios sensacionalistas mientras siguen sin aclararse con las cifras. Y no voy a hablar del copia y pega realizado por otros. Cinismo.



Mi último, y en realidad único, pensamiento de este post es para las víctimas y sus familiares. Fuerza en estos duros momentos. Y una vez más, ánimo Galicia. 

martes, 23 de julio de 2013

Cumbres Borrascosas

Cumbres borrascosas es la única novela escrita por Emily Bronte y fue publicada en el año 1847 bajo el pseudónimo de Ellis Bell. Supuso una revolución para los críticos aunque hoy sea considerada una de las obras clásicas de la literatura inglesa.
El libro cuenta la historia de amor surgida entre Catherine y su hermano adoptivo Heatchcliff. El romance surgido entre ambos no solo afectará a los que los rodean sino que influirá en la vida de ambos y en el resto de personajes que aparecen en la obra. Las relaciones entre todos ellos, la evolución de los diferentes protagonistas y los dispares sentimientos que la obra es capaz de despertar en el lector a lo largo de las páginas son algunas de las razones por las que esta historia me ha resultado interesante.
Y entre tanto, la obra me ha llevado a reflexionar sobre el constante debate de: ¿hacer lo que debemos? o ¿hacer lo que queremos? Para seguir meditando sobre la idea, me quedo con esta frase que aparece en el prólogo (de Paula Izquierdo): “no hay traición más irremediable que traicionarse a sí mismo”.

jueves, 18 de julio de 2013

Ana Karenina

Si hay una cosa que me gusta del verano es la posibilidad de dedicar gran parte de mi tiempo libre a la lectura. Es un placer sentarte en la playa y sumergirte en la historia que tienes entre las manos haciendo caso omiso de todo lo que ocurre alrededor. Después de un año de mucha lectura intensiva, necesitaba que las páginas de un libro me envolviesen y engancharme a cada una de las palabras que mi vista es capaz de recorrer.
Tras barajar varios títulos, la primera obra de este verano ha sido Ana Karenina de León Tolstoi, publicada por primera vez en 1877. De lectura muy amena, el libro cuenta la historia de amor que Ana Karenina vive tras su adulterio, la dificultad de mantener su posición social dentro de la aristocracia rusa y el continuo debate entre el bien y el mal al que este, y otros personajes, se ven sometidos en diversos momentos de la obra. Las vivencias de Ana se entrelazan en el libro con las de otros protagonistas, con los que se halla de alguna forma relacionada, lo que permite mantener la atención del lector en todo el momento. 
Un relato, por tanto, que nos lleva a reflexionar sobre la importancia (tan vigente todavía) del "qué dirán" y que nos hace partícipes de la historia cada vez que nos cuestionamos de qué manera actuaríamos nosotros ante las diversas situaciones que se reflejan en la misma.
Aunque he recogido diversas frases de la obra, me quedo con aquella que decía: “en la vida hay meses enteros sin ningún valor, y a veces una hora vale un tesoro”.  

viernes, 12 de julio de 2013

Curriculum

En estos días he estado actualizando mi currículum. Hacía casi un año que no realizaba esta labor y había que completar el apartado de formación académica, experiencia, cursos... Es satisfactoria esta renovación si pienso en los conocimientos adquiridos y en la posibilidad de trabajar en campos hasta ahora desconocidos por mi. Sin embargo, en esos instantes en los que iba incluyendo datos no podía tampoco rehuir de la sensación de incertidumbre y es inevitable preguntarme: ¿y ahora qué? ¿merecerá alguna vez la pena tanto esfuerzo? Quiero pensar que sí. 
En esos momentos me he acordado también de los miles de jóvenes con currículos insuperables que han tenido que hacer las maletas y son ahora la mano de obra de Europa. Quizás vuelvan un día, quizás no.
También he pensado en aquellos que no saben hasta donde podrán completar su formación, ni si quiera si alcanzarán las metas que se habían propuesto porque tal vez no dispongan de los medios para llegar a ellas.
Y, por último, han estado en mi mente aquellos padres y madres que tantos esfuerzos hicieron para que sus hijos estudiasen lo que quisiesen; aquellos que lo único que pretendían era dar "un porvenir mejor". Un porvenir que ya es este presente que nos ha tocado vivir, que nos están arrebatando y donde, a pesar de todo, tenemos que mantener la ilusión, insistir y buscar y aprovechar cada una de las oportunidades que pudiesen presentarse. Sin llegar a conformarnos, es lo que nos queda.  

miércoles, 3 de julio de 2013

Despedida

Las paredes han quedado despojadas de los adornos que la ornamentaron los últimos meses; los cajones ya se encuentran vacíos y al mirar alrededor observo demasiados espacios y huecos libres. Mientras, el corazón se reparte entre aquellas personas y rincones que me dieron los efímeros instantes que yo llamo felicidad, y los recuerdos se acomodan para revivirlos y volver a ellos si al vértigo le da alguna vez por retornar. Y así, sin saber definir ni describir muy bien lo que siento, llega el final.