Odio estas olas de frío.
Me recuerdan aún más que es invierno
y que no estás aquí.
Y pienso en aquellas tardes
que pasamos a varios grados bajo cero,
pero al calor de nuestros cuerpos.
Era aquel tiempo en el que no nos importaba
lo que marcase el termómetro.
Y tampoco el reloj.
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