Alguien
me comentó hace ya varias semanas que leyese algunos de los libros de Marc
Levy. Entre los diferentes títulos, casi todos muy sugerentes, me decidí por Las cosas que no nos dijimos. La obra
narra lo que sucede a Julia Walsh a partir de la muerte de su padre, que es
enterrado el mismo día en el que ella pensaba casarse. Y desde que ocurre ese
acontecimiento, el lector se encontrará con una bonita historia de segundas
oportunidades.
Yo soy
de las que creo, casi siempre, en las segundas oportunidades. A veces son
necesarias, otras son vitales y, sobre todo, considero que casi todo el mundo
merece ser escuchado o tiene derecho a dar una explicación. Este libro se centra
en una segunda oportunidad tan ficticia como mágica, una segunda oportunidad
que creo que casi todos estaríamos dispuestos a experimentar porque todos hemos
perdido a alguien importante en el camino y daríamos lo que fuese por volverlo
a ver; y por compartir unos minutos o unos días con esa persona, por volver a
escuchar de sus labios te quiero y nos encantaría tener la posibilidad de
decirle cuánto la echamos de menos y la falta que nos ha hecho en determinados
momentos.
El
libro no solo nos hace reflexionar sobre las segundas oportunidades. También
profundiza en el reencuentro consigo mismo, en la necesidad que, a veces, tenemos
de un guía que nos lleve hasta aquello que verdaderamente nos importa y
queremos, a lo bueno de perdernos para luego encontrarnos…
Con Las cosas que no nos dijimos, de lectura
sencilla y amena, he pensado mucho, me ha emocionado y me he reído, así que es
un libro recomendable para pasar un rato entretenido. De todas, elijo esta
frase: “la memoria es una artista extraña, redibuja los colores de la vida,
borra lo mediocre y solo conserva los trazos más hermosos, las curvas más
conmovedoras”.
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