viernes, 6 de diciembre de 2013

Adiós, Madiba

Hoy era obligatorio acordarme de él. Obligatorio y necesario recordar estos versos de William Ernest Henley; hablo del poema Invictus, aquel que Nelson Mandela tuvo escrito en un papel durante su encarcelamiento y que le ayudó a sobrellevar sus años en prisión. Hace unas horas, Mandela se nos fue para siempre, su pérdida ha conmovido al mundo…y siento incluso que éste se ha quedado algo huérfano. El primer presidente  negro de Sudáfrica,  Premio Nobel de la Paz por su lucha pacífica contra el apartheid y, como escribía hoy John Carlin en El País, “un símbolo de la capacidad de los pueblos para superar el pasado” (http://internacional.elpais.com/internacional/2013/03/28/actualidad/1364463433_244316.html ).

Mi recuerdo, mi sencillo y humilde homenaje: rememorar las palabras que durante tantos años, demasiados, acompañaron a Madiba.

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,

doy gracias a los dioses que pudieran existir

por mi alma invicta.



En las azarosas garras de las circunstancias

nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

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