Lo
mejor de tener un par de días libres, o más bien de tomártelos, es poder
disfrutar de una historia entretenida e interesante como ha sido el caso de Lo que encontré bajo el sofá de Eloy
Moreno. Recuerdo que me llamó la atención por el título, y aunque eso no tenía
por qué ser un factor de éxito, en esta novela he encontrado todos los
ingredientes para tenerme colgada a sus páginas.
Lo que encontré bajo el sofá es una historia de secretos, de
reencuentros, de desencuentros. Es la historia de una ciudad, Toledo, y sus
leyendas; es una historia de amor y de pasión. Es una obra que nos habla de
acoso escolar, de corrupción, de desahucios…de actualidad. El libro nos cuenta
acerca de los deseos e instintos humanos, de lo importante de tomar decisiones,
del conformismo que conlleva no tomarlas, de cómo reconciliarte con el mundo.
La novela habla de vida; y de vidas.
La
mezcla de todos estos elementos conforman la historia de Alicia, una profesora
que se traslada durante unas semanas a cubrir una baja a Toledo, y que jamás
imaginaba el revuelo personal que causaría este viaje.
Por el recorrido
literario por Toledo, por la sencillez con el que está escrito y por hilvanar y
conjugar tan bien las historias que forman parte de la novela, merece la pena
dedicarle unas horas a esta obra de Eloy Moreno.
La
frase escogida, por lo que me ha hecho reflexionar y porque me ha remitido
perfectamente a una innumerable lista de sucesos y acontecimientos actuales, es
esta: “Hay demasiada distancia entre la ley y la justicia”.
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