A
Antonio Gala me gusta leerlo y reconozco que me he maravillado cuando he
escuchado sus intervenciones en algún medio de comunicación. Algunas de sus
historias me llevaron a viajar, no solo geográficamente, sino también a los
mundos del pensamiento y el alma. En sus entrevistas o declaraciones encontré
las palabras de alguien que habla con una claridad que es de agradecer y que se
muestra seguro de la razón que lleva en lo que dice.
Hace
unos días, mientras rebuscaba entre mis libros algo de poesía, me encontré con
su obra El poema de Tobías desangelado
y en su interior di con unos versos dedicados a Cádiz. Ahora que me falta tan
poco para recorrer de nuevo las calles de esta ciudad (que es siempre una
inyección de energía personal), este poema tiene algo de presagio; y al
recitarlo suena tan bien…
CÁDIZ
Precisamente en
este mismo sitio,
con otra luz,
viniste y me abrazaste.
Pasó lo que tenía
que pasar
en los cinco
sentidos…
Hoy te añoro.
Miro al cielo y
los ojos
mojados me impiden
ver el mar…
¿El presente te
añora? ¿Oye a veces tu vuelo?
Supo el pasado que
yo no te amaría.
Se equivocó. Ojalá
también lo
venidero se equivoque.
¿Acaso fuiste un
sueño?
En la mar espejea
el sol igual que un párvulo
que juega a
deslumbrarme…
Pero hoy mi
corazón quiere ser ciego.
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