miércoles, 24 de junio de 2015

Un puñado de estrellas

Ya siendo bebés nos condenan
al celeste si eres niño
o al rosa si eres niña.
En el colegio estaremos destinados
a ser del A o del B.
Más tarde, tendremos que decantarnos
por ser de ciencias o letras
y enfrentaremos a los números con el abecedario
sin darnos cuenta de que todos somos capaces
de descifrar este mensaje: 
t3 qu13r0.

Aprenderemos que hay un Norte que dice ser rico
y un Sur que lucha por no ser pobre.
Tenemos un Este al que podemos llamar Oriente
que nos trae el sol cada mañana,
y en el otro extremo se encuentra el Oeste,
al que también denominamos Occidente
que es el punto cardinal que se encarga de apagar el sol.
Llegará el día en el que tengamos que elegir una opción política;
pasaremos entonces a ser de izquierdas o de derechas.
Las noticias nos dirán que nos inventamos dioses
para enfangarnos en guerras.
Además, seguirán existiendo los que se empeñen en dividirnos
en blancos y negros.
Y al final de nuestros días,
las decisiones tomadas nos llevarán al firmamento o al infierno.

Como si no tuviese cabida todo en este mundo.
Como si al llegar la noche – mi noche, tú noche, la noche de aquellos-
no nos maravillásemos todos por igual al alzar la cabeza
y observar que allá arriba, y a pesar de la Tierra,
continúan brillando un puñado de estrellas.

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