Me gustó mucho la novela El tiempo entre costuras de
María Dueñas (aunque en algunos momentos el transcurrir de los hechos que
acontecían en la obra me pareciese algo lento), así que estaba deseando
adentrarme en su segundo libro: Misión olvido. Y no me ha defraudado. Creo que
incluso me ha entusiasmado más que el primero: el hilo conductor, la forma de
relacionar la historia de todos los personajes, el protagonismo y espacio que
cada uno de ellos tenía en algún momento, el carácter y personalidad tan
interesante que reflejaban los protagonistas, el llegar a sentirte identificado
con algunos de los momentos narrados o personajes de la obra han sido mis
alicientes para engancharme a esta novela que recomiendo encarecidamente.
Pero, sin duda, lo que me motivó desde el principio
fue la historia inicial de su protagonista, Blanca Perea, y que da sentido al
resto de la novela. A Blanca, sin esperarlo, se le derrumba un día su estable
mundo personal y emocional y entonces decide huir. Ese comienzo y la
incertidumbre por lo que sucedería después…me encantaron.
Y es que a veces, como ocurre en esta novela, hay
que valorar positivamente la historia de los que huyen. Los que huyen porque
saben que la distancia es el olvido, los que huyen porque saben que no van a
encontrar nada que les haga felices donde están, los que huyen buscando su
verdadero camino, los que huyen en busca de nuevas oportunidades y las
encuentran, o no, pero en esa huida consiguen vivir emocionantes historias que
ya nunca olvidarán. En ocasiones, puede que merezca la pena huir de nuestro
presente, de nuestro entorno y hasta de nosotros mismos…siempre y cuando no hagamos
daño a nadie ni dejemos nada de lo verdaderamente importante atrás. Y fundamental, siempre que estemos dispuestos a aprovechar la huida y hacer de
ella una aventura.
Aunque hay muchas frases dentro de esta obra que me
han gustado y me han hecho reflexionar, me quedo con esta: “hace mucho tiempo
que dejé de vivir aferrado a la nostalgia de lo perdido”.