Castillo de San Sebastián. Cádiz. Verano 2016. |
Eolo da un respiro y nosotros recobramos el aliento.
Apolo reúne a la musas y éstas, imperceptibles,
sacan sus pinceles y eligen los tonos a utilizar
en su amplia paleta de colores: en el lienzo resultante
el sol es una brújula que no se esconde por el oeste
pero siempre indica el sur. El mar ha perdido el azul del alba
y ahora es un cofre del botín inalcanzable por los piratas,
el que almacena los recuerdos que tantos arrojamos allí
con la esperanza de que no alcancen jamás la superficie.
Apolo reúne a la musas y éstas, imperceptibles,
sacan sus pinceles y eligen los tonos a utilizar
en su amplia paleta de colores: en el lienzo resultante
el sol es una brújula que no se esconde por el oeste
pero siempre indica el sur. El mar ha perdido el azul del alba
y ahora es un cofre del botín inalcanzable por los piratas,
el que almacena los recuerdos que tantos arrojamos allí
con la esperanza de que no alcancen jamás la superficie.
La belleza natural me emociona y perturba a partes iguales.
Aprieto el botón y guardo la fotografía
como si al hacer click tuviese la potestad de capturar,
realmente y para siempre, aquel instante.
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