Podremos perdernos en líneas paralelas
y encontrar sin dar rodeos la salida de un laberinto.
Haremos caminos de ida y vuelta.
O solo de ida. O solo de vuelta.
Recorreremos el mundo mecidos en sueños.
Y soñaremos sobre el asfalto con el próximo destino.
Luego está el trayecto imborrable:
el de mi boca a tu boca.
Y con los ojos cerrados.
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