miércoles, 30 de octubre de 2013

Sorprendiéndome

Me he sorprendido a mí misma hablando de ti, narrando tu historia aunque no me pertenezca, e hilando todos los datos que puedo recordar de tu vida para entender por qué un día se encontró con la mía. Me he sorprendido a mí misma incluyendo tu nombre en todas mis conversaciones; es la única manera de conseguir que estés presente en todos y cada uno de los momentos que paso sin ti.  

Me he sorprendido a mí misma pensando en nuestros efímeros encuentros, porque siempre me parecerán cortos, y he intentado recordar cada una de las charlas que mantuvimos para guardarlas en el baúl de tesoros que almaceno en mi mente. También he hecho recuento de nuestros gestos y he logrado volver a notar el tímido roce de nuestras manos.  Las caricias las voy a guardar en el alma, que es la que se encarga de hacerme sentir.

Me he sorprendido a mí misma rememorando las risas, aquel tiempo en que nos permitíamos ser cómplices durante algunos minutos, los secretos que compartimos, las historias en las que nos involucramos de igual manera, las calles que nuestro pies pisaron en paralelo.

Me he sorprendido a mí misma imaginando que habrá una próxima vez y he decidido por los dos como quiero que sea: no quiero que hablemos -si ves necesario cruzar alguna palabra, susúrrala- , ni que traigas a mi memoria el inservible pasado que tanto nos distanció, no menciones tampoco el futuro, ni siquiera el presente. Abrázame, solo así llegaré a entender que el sueño se está haciendo realidad.

Me he sorprendido a mí misma porque a veces me gusta sorprenderme, y sorprenderte, y que me sorprendas, y sorprendernos…como ahora, como siempre.   


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